¡Qué no necesito el arnés!

Suelo ser la afirmación de los operadores de plataformas elevadoras (PEMP) cuando realizan sus trabajos.

Y PUEDE QUE TENGAN RAZÓN, considerando que la plataforma dispone de barandillas perimetrales de altura de protección suficiente y una puerta de acceso que no abre hacia afuera para no caerme.

Y PUEDE QUE TENGAN RAZÓN, cuando dicen que en caso de vuelco si vas atado a la máquina va a ser peor y que mejor atarse en todo caso fuera de la máquina.

Pero… PARA ESO NO SIRVE EL ARNES.

El arnés de sujeción colocado en parte baja de la estructura de la cesta de la plataforma, permite que, en caso de oscilación de la máquina, nuestro cuerpo se retenga dentro del habitáculo y no salga despedido como “efecto catapulta” hacia el exterior.

También sirve cuando hago desembarcos desde la plataforma hacia otros espacios como cubiertas, estructuras, techos de máquinas o cualquier otro trabajo en altura, significando que en este caso es necesario un doble amarre  para estar amarrado en el proceso de desembarco tanto a la plataforma como al punto fijo de la estructura a desembarcar.

Y también sirve cuando por algún motivo no previsto, el cuerpo del operario tiene que salir “un poquito” del habitáculo porque no se llega bien al destino o falta altura de elevación o mil cosas que cotidianamente pasan.

Por lo tanto, lo más normal es que SI SE NECESITE EL ARNÉS, bien colocado y tensado, y atado a un punto fijo de la plataforma, a ser posible lo más bajo que se pueda y con poca línea de amarre para no salir despedido y tener tanto cordaje que llegue al suelo rebotando.

Más curiosidades